El lado oscuro de Chevron

El 21 de mayo fue establecido como el día anti-Chevron. Esta es una convocatoria internacional donde los pueblos afectados por la empresa estadounidense denuncian las prácticas abusivas y depredadoras de la compañía alrededor de todo el mundo. Chevron-Texaco ha producido daños irreparables en muchos países del mundo. Ecuador es uno de los que ha padecido las consecuencias negativas tanto medioambientales como sociales por la extracción de petróleo. La Amazonía ecuatoriana fue el lugar donde esta empresa construyó más de 300 pozos de extracción y mil fosas en las que se depositaron residuos tóxicos durante los 26 años que Chevron operó en ese país. En noviembre de 2013, la Corte Nacional de Justicia de Ecuador condenó a la empresa a pagar 9.500 millones de dólares en concepto de indemnización. Ahora el proceso legal se encuentra en la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya, donde Chevron presentó una demanda contra el gobierno de Ecuador de ser el único responsable de los daños ambientales.

Muchas provincias de Argentina se unieron al reclamo anti-Chevron para repudiar, una vez más, las actividades que la empresa viene realizando en el territorio nacional bajo el amparo del gobierno. La nacionalización de YPF (Yacimientos Petrolíferos Argentina) trajo consigo un convenio con Chevron para realizar exploraciones en busca de lo que se denominan yacimientos no convencionales. Esta exploración tiene como objetivo la extracción de gas y petróleo con la metodología denominada fractura hidráulica o fracking. “Ese método de extracción (...) es muy perjudicial y costoso”, dijo Fredy Carbonel, integrante del grupo ecologista Pro Eco.

¿En qué consiste este método? El gas y el petróleo no convencional son micropartículas que hay dentro de las rocas. Para extraerlos se utiliza la llamada fractura hidráulica o fracking. Esta es una fractura en profundidad, de hasta 4000 metros en forma vertical, y también se fractura la tierra en forma horizontal.  A partir de estas fracturas a la tierra se procede a la inyección de agua mezclada con un cóctel de productos químicos. Lo que produce esta inyección es que esas micropartículas de gas y petróleo sean absorbidas para luego ser llevadas a la superficie. Ahí es donde se los recupera. “Imaginense que es agua con cantidad de químicos, entonces, además de fracturar la tierra de forma muy profunda vertical y horizontalmente, estos químicos pueden juntarse con los acuíferos que hay más arriba”, explicó Carbonel.

El método de fractura hidráulica es un ataque desesperado por sacar esos últimos recursos hidrocarburíferos que quedan en las rocas. Muchas son las cosas que están en juego. Desde Nación se habla de soberanía energética pero ¿para quién? ¿Para el pueblo? No.”La soberanía energética que se busca en nuestro país está basada en una extracción a mansalva para grandes empresas como las megamineras, no es para el pueblo”, sentencia Fredy. Un gobierno, el argentino, que se presenta como progresista y aliado de Ecuador y realiza convenios con la empresa que destruyó la Amozonía ecuatoriana y se niega a pagar indemnización. Ahí, donde se tejen los negociados políticos y económicos, es donde el progresismo tambalea.

El problema está en el modelo de consumo, asegura Carbonel. “Hay que cambiar el sistema, hay que utilizar energías sanas y cambiar el consumo”. El sistema, sostiene, se cambia con la lucha.

Marianella Triunfetti

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