"Sin territorio no somos nada"

“(…) El Estado protege con esta política represiva y criminalizadora la propiedad privada terrateniente, las empresas extractivas y la especulación inmobiliaria y turística, a costa del respeto de los derechos humanos, individuales y colectivos de los indígenas. Hay una tarea minuciosa y metódica para poner toda su estructura institucional, política y represiva para, en definitiva, transgredir las leyes que el mismo Estado ha sancionado”

Informe del Observatorio de Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas

Fotografía: AIM

La realidad que viven los pueblos originarios a lo largo del país es el espejo de un Estado que ha continuado con una tradición colonizadora. En cada rincón de la Argentina, en esos espacios donde la cultura ancestral trata de hacerse paso, hay un pueblo indígena que lucha para que sus derechos sean respetados. En el norte, en el centro y el sur, la vida diaria de muchas de las comunidades se  sintetiza en palabras como violencia, desalojos, incumplimientos e impunidad.

El Estado, representado a través de sus poderes, sanciona, por un lado, leyes que dan cuenta de un avance en materia legal y, por otro lado, perpetra acciones que van en contra de esas leyes. El último informe publicado por el Observatorio de Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas señala que la causa de la situación que viven las comunidades es el modelo económico impulsado y profundizado por el Estado, nacional y provinciales, que “pone el centro en la explotación de los recursos naturales para su exportación o para garantizar las ganancias exorbitantes de las empresas extractivas”.

UN ENCUENTRO NACIONAL

El próximo 27, 28 y 29 de mayo, las comunidades indígenas del país se reunirán en Buenos Aires. “Vamos a tratar sobre los problemas que afectan a los derechos indígenas, los incumplimientos y la no aplicación de los derechos constitucionales de los indígenas en Argentina”, contó Félix Díaz, líder de la comunidad Qom La Primavera, de Formosa, al Informativo FARCo. Si bien todas las comunidades están invitadas, muchas no cuentan con los recursos económicos para trasladarse. “Aun así creemos en las organizaciones que siempre han apoyado a los pueblos indígenas. Esperamos que hoy nos apoyen para que esto sea una movida indígena y contundente para formar una estrategia para defender nuestros territorios”, finalizó Félix Díaz.

En Tucumán la mayoría de las comunidades originarias reclaman la falta de respuestas por parte de la Justicia y el grado de connivencia entre esta y los terratenientes o empresas que pretenden hacerse con los territorios que ocupan ancestralmente. La comunidad El Mollar, pueblo de los Tafíes, es una de ellas. Cuarenta son las causas que este pueblo acumula ante la Justicia por la posesión de las tierras. “Estamos siendo atropellados por terceros desconocidos que dicen tener título de propiedad pero no tienen la posesión. La posesión la tenemos ancestral, actual y pública, la comunidad”, afirma Margarita Mamaní, cacique de la comunidad, respecto a la firma Mejail que, según contó, dice tener título de propiedad de las tierras.

El 16 de julio de 2014 la comunidad El Mollar recibió, en Casa de Gobierno, la carpeta técnico-operativa del relevamiento territorial que establece la ley 26.160. Es necesario recordar que esta ley fue sancionada en 2006. La norma afirma un estado de emergencia y prohíbe la ejecución de sentencias o actos administrativos que conlleven desalojo o desocupación de los territorios. El estado de emergencia se extendió hasta el año 2017 pero esto no ha solucionado la situación de la comunidad El Mollar. Lo que exigen ahora es una Ley de titulación, esto es, una ley que transfiera la propiedad de las tierras a las comunidades indígenas sobre la base del relevamiento jurídico catastral. Lo que sucede es que hay una evidente incapacidad del Estado o una falta de voluntad política para sentarse a diagramar esta ley. En la provincia hubo un intento de anteproyecto para dar lugar a la titulación pero se refería, solamente, a las tierras fiscales. Belén Leguizamón, de Abogados y abogadas del noroeste argentino por los derechos humanos y estudios sociales (Andhes), contó que de las 400 mil hectáreas relevadas en todo el país, solo el 5% constituyen territorios fiscales. “Una ley debería abarcar todas las situaciones que tienen esos territorios. Por un lado, las de posesión pacífica de la comunidad, por otro lado los conflictos que hay dentro del territorio comunitario con terceros, y por otro lado la cuestión de las tierras fiscales”, explicó la abogada.

“Es lamentable que no se respete esa ley sobre la propiedad comunitaria indígena”, reflexionó Margarita y contó que entre las causas que están para tratamiento, tienen el caso Carrasco que, precisó, usurpó nueve hectáreas de tierra. “(…) Está en la Cámara para resolverse. El doctor Estofán, que es vocal, ha firmado en contra de la comunidad, y a favor del terrateniente Carrasco”, dijo como dando cuenta cabal de que el sistema sigue manejándose con formas más propias de un contexto de colonización que de democracia respetuosa de sus leyes. Frente a este panorama la comunidad, no se siente segura en su propio territorio y pierde oportunidades como los mejoramientos habitacionales que consiguieron a través del Instituto Provincial de la Vivienda. “A nuestras familias comuneras les han dado para hacer un mejoramiento habitacional y no lo podemos seguir continuando porque ellos dicen que son dueños de esas tierras”. En este caso la cacique se refiere a una textil obrera de la ciudad de La Plata que construyó un country en terrenos que pertenecen a la comunidad.

A falta de respuestas oficiales, la comunidad ha emprendido acciones para que la sociedad se entere de la situación que padecen. Así es que durante el fin de semana del día del trabajador cortaron la ruta de acceso al valle cada 20 minutos para entregar folletos denunciando los atropellos. Hartos de promesas incumplidas y de un Estado que pisotea sus derechos, la comunidad apela al conjunto de la sociedad y explica que sin tierra no son nada. “Nosotros como comunidades indígenas sin territorio no somos nada. En esos territorios se encuentran los pastoreos de los animales, la aguadas, las hierbas medicinales, los caminos ancestrales, nuestros sitios sagrados, y lamentablemente no se respeta todo eso”.

Colaboró: Exequiel Reinoso.