Marcha del orgullo: combatir el odio con alegría

En una sociedad que nos educa para la vergüenza, el orgullo es una respuesta política
— Carlos Jáuregui

Buenos Aires se pintó multicolor una vez más. Este año la Marcha del Orgullo LGBTIQP (Lesbianas, Gays, Bisexuales, Travestis, Intersexuales, Queers y Pansexuales) convocó a miles de personas que exigieron el fin de los travesticidios y crímenes de odio hacia la comunidad. Con dieciocho carrozas llenas de música, colores y brillo, marcharon desde Plaza de Mayo hasta el Congreso de la Nación Argentina.

A la marcha se sumaron colectivos y organizaciones que trabajan con la diversidad y por los derechos de la comunidad. “Tienen que amar a sus hijos. Su orientación sexual no tiene nada de condenable”, dice Estela Maris, integrante de Padres, familiares y amigos de la diversidad sexual. “Acá somos todos padres donde cada uno se respeta en su personalidad. Nuestra generación vivía en el silencio, donde las cosas pasaban igual y había mucha hipocresía. Hoy eso se está cambiando”, agrega Estela.

“Basta de genocidio trans-travesti”, “No al ajuste, la violencia y la discriminación”, “Macri y la iglesia son antiderechos”, fueron las consignas de la marcha. Tampoco dejaron de resaltarse las conquistas de la lucha del colectivo LGBTIQP en estos últimos años, como la autorización del misoprostol en farmacias por parte de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), la aprobación de la ley de cupo laboral trans en algunas provincias argentinas y el reconocimiento del travesticidio como figura legal en la Justicia.

“Más allá de esos avances tenemos mucho que denunciar. Hablamos de genocidio trans-travesti porque denunciamos el exterminio sistemático de un colectivo que tiene como estigma su elección identitaria”, dice el documento de la marcha. A esto se suma el pedido de acceso a los derechos ciudadanos de las personas trans que no son admitidas en trabajos formales y que cuentan con un promedio de vida de 40 años, ya que viven como ciudadanos de segunda. “Así vivimos, con la boca llena de dolor pero con la espalda llena de luchas y de orgullo. ¡Con eso gritamos, basta de matarnos!”.

Fotografías de Cristina Lamus

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